En nuestro Gran Viaje, además de viajar, en cada comida tenemos que salvar una dificultad añadida: encontrar un lugar donde poder comer sin gluten. En esta serie de posts (Celiaco por el Mundo) contaremos cómo vivir viajando y sin gluten.
Cinco años han pasado desde que en
2008 me diagnosticaron la enfermedad celiaca. Las muchas
complicaciones iniciales las fui superando al mismo tiempo que mi
estado de salud mejoraba. Un año después, reemplacé el
Listado de alimentos por la lectura de los ingredientes, apoyado por
la aparición de la normativa europea sobre etiquetado de alimentos
sin gluten. Dos años más tarde, mi alimentación estaba totalmente
adaptada tanto fuera, como en casa.
Mi afición por viajar me ha permitido
descubrir que España es un buen lugar para los celiacos. Me refiero
al momento de realizar la compra en los supermercados (no es
necesario mencionar ninguno) y, cada vez más, a comer fuera de casa.
En mi opinión, la variedad de la dieta
mediterránea y el clima del sur de España favorecen la cultura de
salir a comer o a cenar a diario prácticamente durante todo el año. Si a esto le añadimos la acción de la asociaciones y,
principalemente, el efecto causado por las preguntas reiteradas de
clientes celiacos a camareros, como resultado, en la hostelería
cada vez hay un mayor conocimiento de la dieta sin gluten.
A finales de 2012, la idea de un gran
viaje por el Mundo reaparece en nuestro futuro próximo y comenzamos
a planteárnoslo como algo factible. La idea se transforma en hecho a
mediados de febrero de 2013, cuando en un momento de "ahora o nunca"
encontramos un billete de avión asequible al otro extremo del Mundo.
Ya no había marcha atrás.
Por delante teníamos casi tres meses
de trámites y preparativos. Uno de los más importantes, informarme
bien sobre qué comer en el Sudeste Asiático. Leyendo varios blogs,
consideré que era posible, pues encontré quién había estado algún tiempo en países de esta zona de Asia. Evidentemente, nuestro viaje
no solo sería por unos meses y, por supuesto, desde el primer
momento asumí que mi dieta no iba a ser tan variada, especialmente
al principio, ni iba a tener las facilidades que en España.
Pudieron más las ganas de viajar sin fechas que mis limitaciones
celiacas.
Continuará...
Muy valiente, sí señor.
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