Comenzaba la cuenta atrás, apenas una
semana y debíamos despedirnos de nuestro entorno y empezar una vida
temporalmente nueva, sin tantas comodidades pero que nos
ofrecería conocer todos los lugares del mundo posibles y permitir
que nuestra mente piense más allá de nuestro piso, nuestro barrio,
nuestra ciudad...
Durante ese tiempo me había estado
imaginando cómo podría ser mi día a día en un país totalmente
desconocido con comidas tan diferentes y parecía seguro que volvería
a situaciones similares a mis inicios sin gluten en España:
"buscamos primero algún sitio donde pueda comer algo, y si
no, tengo mi mochila por si acaso". La
mochila de mano haría en cada día del viaje esas funciones, por si
acaso no conseguía un lugar apropiado para comer.
Otra decisión que hay que razonar
mucho ante un viaje tan largo, sea con o sin gluten, es qué equipaje
llevar en la mochila. Para eso dedicaremos otra entrada específica
en el blog. En mi caso, además, necesitaba decidir si sería
oportuno transportar desde España algún producto sin gluten, o era
una absoluta tontería, pues se gastaría en unos días y el viaje
iba a ser de muchos meses. Dejé esa decisión para practicamente el
día antes, dependería si tenía espacio de sobra en mi mochila de
75 litros.
Finalmente, así fue, y decidí
llevarme unas barritas de cereales sin gluten y tres barras de pan de
molde sin gluten. Al fin y al cabo, teníamos por delante casi 30
horas de viaje hasta Singapur y en el período de adaptación
a la cocina asiática podrían ser útiles. No me equivocaba.
En lo que sí que estaba confundido fue
en no llevar salsa de soja sin gluten. Cuando en esos días de preparativos leí que algunos celiacos que viajaban por Asia se
habían llevado una botella me pareció ridículo e inapropiado.
Pensé, si apenas tomo salsa de soja en España, para qué voy a
necesitarla en el extranjero. Pues sí, sí que debí haberla echado
en la mochila. En mi dieta por el Sudeste Asiático es habitual comer nasi goreng cocinado sin salsas al menos una vez al día. Y el primer plato me estuvo delicioso, también el segundo y el tercero; dos semanas más tarde era aburridísimo. Lo solucioné tras un mes de viaje, cuando en Kuala Lumpur, en el Cold Storage del centro comercial de las Petronas, encontré de una marca sin gluten.
Algo también indispensable en el día a día, considerando que no siempre sirven la comida con cubiertos y que la fruta hay que pelarla en estos países para evitar problemas, es mi navaja multiusos, con cuchara, tenedor, cuchillo...
Algo también indispensable en el día a día, considerando que no siempre sirven la comida con cubiertos y que la fruta hay que pelarla en estos países para evitar problemas, es mi navaja multiusos, con cuchara, tenedor, cuchillo...
Continuará...
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