Se acabó Colombia. Nos llevamos tan buenos recuerdos que será difícil
de superar. Pero nuestro viaje sigue hacia el sur. Hoy hemos pasado
la frontera por tierra hacia Ecuador, por Rumichaca. Aquí dejamos
cómo lo hicimos.
Ipiales. Santuario de las Lajas
Ipiales fue la última ciudad de Colombia en la que paramos. Está al sur, junto a la frontera con Ecuador y cerca de uno de los lugares más conocidos del país, el Santuario de las Lajas.
Popayán, Colombia
Nos gustó mucho el centro histórico de Popayán, donde una vez más caminamos entre casas de
arquitectura colonial de paredes blancas en calles llenas de vida. Además visitamos el mercado de Silvia, una bonita experiencia. Así nos despedimos de Colombia, pues fue la última parada antes de continuar hacia Ecuador.
Un celiaco por el mundo. Marketing detrás del gluten
Dieciséis meses llevo leyendo los ingredientes de alimentos en el sudeste asiático, Sri Lanka, Australia, Nueva Zelanda y Colombia. No es el caso de Australia y Nueva Zelanda, pero en el resto, la ausencia de productos especificados como sin gluten, me han hecho confiar en el etiquetado de ciertas marcas en ciertos países. He aprendido los ingredientes en bahasa, thai, laosiano, camboyano, vietnamita y birmano y me he vuelto experto en los supermercados de tanto curiosear. Ahora reflexiono sobre tres usos diferentes del etiquetado sin gluten que han llamado mi atención: Hacendado en España, Fantastic en el sudeste asiático y Normandy en Colombia.
Triángulo cafetero. Salento, Colombia
Paramos una semana en el
Triángulo del café de Colombia. Salento ofrece motivos para pasar una larga temporada y aquí hemos tenido muy buenos días de
caminatas, entre bonitos paisajes, con rica comida sin gluten y,
cómo no, con couchsurfing. Nos vamos de Salento con muy buenos
recuerdos ahora que nuestra ruta sigue hacia el sur, mirando ya a
Ecuador.
Un celiaco por el mundo. Salsa de soja, mi oscura enemiga
Recuerdo el día que probé la salsa de soja por primera vez. Entonces no me habían diagnosticado la celiaquía. La vimos en un supermercado de Málaga y la probamos, no me desagradó, pero tampoco volví a comprarla. Nunca imaginaría que años más tarde me perseguiría por todo el sudeste asiático.