En el interior de Flores,
con temperaturas mucho más bajas, lluvias y próximo a aldeas
tribales, encontramos Bajawa,
un destino no tan conocido como Komodo.
Sin aceras y sin iluminar, cae la noche y la gente desaparece de
Bajawa. Entonces es una ciudad dormida, hasta que por la mañana, muy
temprano, despierta con su mercado local y sus motos. A continuación,
nuestra parada en Bajawa.
Según Google Maps, 6 horas y 5 minutos para recorrer 268 kilómetros por la
Trans-Flores. Tardamos 11 horas en bus entre sacos de arroz,
garrafas de gasolina y población local, sin espacio vital, en un
viaje inspirador del post sobre cómo se conduce en Indonesia. Paraba cada cierto tiempo para
subir y bajar pasajeros y dos veces para comer.
El paisaje durante el
camino sí era bonito, sobre todo cuando subíamos a determinada
altura y veíamos el mar al fondo, o los volcanes cubiertos de
vegetación.
Bajawa tiene una
población de unos 45.000 habitantes. Su significado es "plato
de Java", vista desde la carretera, realmente parece un plato
hundido entre la selva. Precisamente por ser un valle a 1.100 metros
sobre el nivel del mar hace frío, sobre todo por la noche. En
nuestra visita todos los días tuvimos lluvias, pero después se
despejaba.
La ciudad en sí no
tiene mucho interés, aprovechamos las mañanas que salía el sol
para caminar por las calles, sin rumbo. Es fácil reconocer que
predomina la religión católica pues hay varias iglesias y tiendas
dedicadas a vender imágenes de vírgenes y cristos. A pesar de ello,
seguíamos escuchando por las noches la llamada a la oración igual
que en el resto de Indonesia.
Anochece muy pronto, y
poco después no queda casi nadie en la calle. Tampoco hay
iluminación, solamente la de algunos negocios que siguen abiertos
hasta un poco más tarde. Sin embargo, por la mañana, las calles
se llenan de gente, motos y bemos. Tampoco cesa la actividad en
el mercado y sus alrededores. Recorrimos casi todos los pasillos
agachados, pues los techados que ponen no son para la estatura de los
extranjeros, intentando adivinar qué serían las verduras y semillas
que veíamos. En las calles próximas al mercado hay muchas tiendas
de otros productos y montones de bemos esperando clientes.
Curiosamente, es el único pueblo que hemos visto que tienen el
mercado de pescado en otro lugar, será para evitar los olores.
La ubicación de Bajawa
es idónea para visitar las aldeas tradicionales Ngada. Las
más próximas a Bajawa, accesibles por carretera, son Langa, Bela,
Luba y Bena. Sin embargo, hay otras muchas más recónditas como
Gurusina, Nio o Nage. Incluso todavía existen las que no han tenido
contacto con turistas, para acceder a éstas es necesario que alguien
indique el sendero a seguir, pues están perdidas en mitad de la
selva.
Los pueblos Ngada se
instalaron en las tierras cercanas al volcán Inerie y a lo largo de
los tiempos fueron creciendo algunos, desapareciendo otros y
desplazándose por la zona. Con la conquista de los holandeses y el
crecimiento de la ciudad de Bajawa algunos habitantes marcharon a la
ciudad, mientras que otros siguieron sus costumbres tribales en el
poblado.
Las aldeas tienen forma
rectangular o cuadrada en varios niveles, en sus lados están las
casas de bambú y techos de paja, orientadas hacia el centro, como
una plaza. Es aquí donde se ubican una frente a la otra, dos
pequeñas chozas vacías dedicadas a sus ancestros, los antepasados
que se instalaron en ese lugar y que ahora veneran para que les
protejan, con una forma diferente de cabaña para el ancestro
masculino y el femenino. Es curioso que sus habitantes conservan sus
creencias animistas mezcladas con el catolicismo impuesto por los
colonizadores holandeses y portugueses.
En Bajawa lo habitual es
alquilar un ojek (motorista con moto, vas de paquete), variando el
precio según cuántas aldeas se quieran visitar y lo lejos que
estén. Esa era nuestra idea inicial, pensábamos ir a Luba y Bena,
las más cercanas a la carretera, por 50.000 IDR (3,60€) cada uno,
acordándolo con el trabajador de un guesthouse.
Sin embargo, fuimos
muy afortunados por conocer a Moses, procedente de la aldea Nio,
que dejó su vida anterior y marchó a estudiar al extranjero,
contrariando la voluntad de sus padres. Ahora trabaja por el
desarrollo de la región. Había sido invitado a una boda al día
siguiente, y quería aprovechar el día para visitar a amigos y
familiares en otras aldeas. Nos dijo que, si queríamos, podíamos acompañarles.
Sin pensarlo, aceptamos.
De ese modo visitamos
Luba, Bena y el nacimiento de agua de las Malanage
Hotsprings, situado más arriba de estas, mucho más tranquilo y
bonito. Tomamos café recolectado por sus familiares y comimos comida
muy básica con su hermano. Después pasamos varias horas en su
pueblo, Nio. Finalmente, asistimos a la boda Gurusina,
una celebración muy diferente a las que estamos acostumbrados. Un
día inolvidable.
La aldea de Luba es mucho
más pequeña y menos turística que Bena. Se puede ir de una a otra
por un pequeño sendero que sale detrás de Luba y caminando unos
minutos por la carretera. Aunque Bena es la más grande, nos gustó
menos pues sus habitantes están totalmente centrados en vender
souvenirs. Por suerte llegamos antes que las oleadas de turistas.
Lo mejor fue la visita a
Nio, más pequeño, mucho más aislado, sin turistas, muy poco
desarrollado y totalmente auténtico, sin transformar como los
anteriores. Eso sí, igual que los demás, tenía electricidad,
televisores y niños con camisetas de futbolistas de equipos
españoles.
Estas aldeas subsisten
gracias al cultivo de las tierras próximas, también tejen ikats (siempre oscuros, con un caballo blanco bordado que representa la
libertad), para ellos y especialmente como souvenirs, y por supuesto,
de las donaciones que hay que dejar por visitar la aldea (nosotros
dejamos 10.000 IDR cada uno en cada aldea).
En todas las aldeas vimos
extendidos sobre el suelo, para su secado, semillas de café, cacao,
clavo, nueces de macadamia y vainilla. También llamativos, los
cuernos y mandíbulas de búfalo que adornan las puertas de las
casas.
En Bena nos explicaron
qué es eso que mastican sobre todo las mujeres y que les deja la
boca roja y sin dientes: son adictos a la nuez de areca, mezclada con
lime (polvo de hidróxido de calcio) y envuelto antes de
meterlo en la boca en hoja de betel. Es estimulante y muy adictivo,
además de cancerígeno, aunque ellos aseguran lo contrario.
Alojamiento
El bus nos dejó en el
Korina Hotel. Preguntamos en los guesthouses que hay próximos y
ninguno nos convenció: caros y asquerosos. Fuimos a buscar el más
alejado y ahí nos quedamos: Hotel Johny. La entrada al mismo es
horrible, pues están ampliándolo y le da un aspecto ruinoso. Sin
embargo, las habitaciones son las más limpias que vimos en Bajawa,
con wifi, baño en la habitación con agua caliente (o fría) y
desayuno incluido. El dueño parece desagradable y da mucho miedo.
Habitación doble por 90.000 IDR (6,47€).
Comidas
Como ya hemos hemos
comentado, los hoteles y comidas en Flores dejan mucho que desear. En
Bajawa hay varios restaurantes para turistas próximos al Korina
Hotel y los demás son warungs de comida padang. El único lugar que
sí nos gustó y que fue donde comimos y cenamos todos los días fue
Kasih Bahagia, en Jl. Basuki Rahmat. Por fuera parece destartalado y
cutre, pero la comida es buena, y buenos precios.
¿Cómo llegamos a Bajawa?
- Bus local (Gemini) Labuan Bajo – Bajawa Terminal. Nos recogió en nuestro guesthouse (nos cobraron 5.000 IDR por recogernos). Salen del puerto de Labuan Bajo sobre las 6am. 120.000 IDR (8,63€). 11 horas.
- Bus Bajawa Terminal – zona guesthouses (entrando a Bajawa). 5.000 IDR.(0,36€). 10 minutos.
RESUMEN DE GASTOS (media diaria por persona)
Alojamiento: 45.000 IDR
(3,24€)
Comida y agua: 47.900 IDR
(3,44€)
TOTAL: 92.900 IDR (6,68€)
Estuvimos en Bajawa
del 7 al 11 de agosto de 2013
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