Me encontraba redactando
el post sobre el Bromo y el Ijen
y, sin darme cuenta, había escrito varios párrafos sobre la
conducción en Indonesia, así que, para no saturar esa entrada,
decidí ampliar esa información en un post separado.
El
tráfico en Indonesia, a nuestro parecer es una verdadera locura. Las
primeras horas en transporte público son aterradoras. Tras dos meses
desplazándonos desde Jakarta, en Java, hasta Maumere, en Flores,
seguimos pensando lo mismo.
La
gran mayoría de las carreteras en Indonesia son de un carril para
cada sentido, y con un trazado muy irregular, donde los indonesios no
pueden circular sin adelantar constantemente, hasta tal extremo
que, por momentos, parece que el carril correcto para circular es el
derecho.
Las
carreteras indonesias discurren a lo largo de montañas, con
continuas curvas, subidas y bajadas. Hay una única carretera
principal que atraviesa cada isla, cuando ésta termina, se hace
indispensable un ferry para continuar hasta la siguiente. El asfalto
no está en buen estado y apenas hay señales. No se cede el paso y
se ajusta el espacio entre vehículos al máximo. La variedad de
vehículos es muy amplia, curiosamente, apenas hay turismos, sino
que la mayoría son motos y bemos (becak motor,
en indonesio, literalmente: bicicleta a motor), también
autobuses, motos adaptadas a cocinas portátiles y otras cargadas al
límite de mercancías, bicicletas, rickshaws,
etc.
En
dos meses no hemos visto una sola autoescuela, ¿cómo no hay más
accidentes de tráfico? Creemos que la habilidad innata del indonesio
al volante, lo lentos que van, su extrema tranquilidad y, por
supuesto, la bocina, son la clave.
Conversando
con locales comprendimos que el claxon no es una forma de
meter presión ni querer decir: "déjame pasar, inútil!"
(como sería en España), sino que el indonesio circula relajadamente
sin mirar a su entorno, y si escucha un pitido, significa que lo van
a adelantar y debe estar atento. Y los pitidos se escuchan
constantemente, por eso cualquier bemo tiene el botón del claxon
igual de desgastado que la tecla ENTER del ordenador que dejé en
España.
Ahora
sabemos que no hay
horarios para el transporte público,
sino que lo normal es esperar a que el vehículo se llene para
empezar a moverse. En caso de que esto no sea posible, avanzaremos
unos kilómetros, pero en el camino subirán pasajeros y equipajes
variopintos. Claro que no tienen en cuenta el peso máximo permitido
en ese vehículo, ni su número de asientos.
Las
distancias a recorrer pueden ser muy amplias y más aún el tiempo
empleado. Alguien que nunca haya viajado a Indonesia puede estar
planificando una ruta express por alguna de sus islas, haciendo uso
de google maps o similares. No existe el término express en
Indonesia, y el tiempo que indican esas páginas es incorrecto.
Haciendo cálculos, desde nuestra experiencia, la velocidad media
del transporte público por carretera es de 15 a 20 km/h. Así,
por ejemplo, para recorrer una distancia entre Moni y Maumere (unos
90 km), se necesitan unas 5 horas.
Ante
tanto tiempo empleado para moverse, cuando los locales viajan
llevan algo de equipaje y aprovechan para llevar cajas con agujeros
que dan muy mal olor y suenan a gallina, sacos de arroz o harinas,
despieces de animales e incluso cerdos maniatados como sacos de
patatas (esto último lo vivimos en el bus público entre Bajawa y
Moni). ¿Y dónde meten estas mercancías? Pues entre los asientos de
los bemos o buses, en el techo, o en el maletero, pegado a los
equipajes. En otra ocasión, movieron los asientos del final de un
bus para transportar una motocicleta en el interior bloqueando el
paso.
Hemos
pasado situaciones incómodas dentro de los buses públicos,
especialmente en Flores, donde los locales son muy propensos a
marearse y necesitar bolsas de plástico. Escuchábamos “plastik,
plastik” y automáticamente nos cubríamos la nariz con la camiseta
y nos separábamos unos centímetros del pasillo del bus. Después
hemos confirmado, charlando con los locales, que el indonesio se
marea con facilidad en carretera, no así en el mar.
Igualmente
podemos afirmar, que los conductores de Indonesia son unos
románticos, en lo que a gustos musicales se refiere. Los
vehículos pueden ser una auténtica bazofia, sin embargo, al equipo
de sonido instalado no le faltan ni un vatio para alardear de música
a todo volumen. Hemos escuchado éxitos de Bryan Adams, Adele o
Chayanne y otros muchos cantados en indonesio, todos con el mismo
tono amoroso.
En
todo transporte público por carretera hay dos trabajadores:
el conductor, que se desentiende de los pasajeros, y su única misión
es conducir hasta que el manager (en los autobuses) o el helper (en
las bemos) le repite “kiri, kiri” (para,
para).
Los
bemos son un vehículo del tamaño de una furgoneta pequeña
para trayectos dentro de la misma ciudad. Una vez sentado en su
interior, siempre podrán indicarte que te aproximes todavía más a
tu acompañante, pues deben caber más personas. Son muy antiguas,
aunque en muchas ciudades están totalmente tuneadas y quedan
un poco fuera de lugar recorriendo las calles destartaladas con su
música estridente.
Los
buses públicos son pequeños normalmente (unos 20 asientos) y cubren
los tramos entre ciudades. Además del número de asientos, que no
suponen el mismo número de personas sentadas en ellos, también es
posible viajar en el techo del bus, junto con el equipaje y los
sacos. A veces, llevan casi el mismo peso dentro que arriba del
vehículo. De organizar el espacio se encarga el manager, subiendo y
bajando del techo al interior, con el bus en movimiento y apoyando
los pies en las ventanillas abiertas. Se averían con mucha
frecuencia, pues son muy antiguos y no creo que pasen muchas
revisiones. La polución generada por el motor y la que entra del
exterior es tal que habitualmente los propios locales llevan
mascarillas.
Otras
formas de transporte igualmente frecuentes son ojek (ir de paquete en
la moto, conducida por un local), rickshaws y los camiones
convertidos en bus.
Si
quién lee estas líneas pretende ir a Indonesia y prefiere ahorrarse
incomodidades, también es posible alquilar un vehículo con
conductor, pero al final del viaje no habría historias que contar.
Tras
dos meses, hemos aprendido del modo de vivir en Indonesia y creemos
que otra forma de circular no es posible. A pesar de ello, hasta
estas experiencias, nos ha encantado vivirlas.
Es que la conduccion en Indonesia merece un articulo, no hay dudo ! ;) Son locos !
ResponderEliminarSylvain