Es la capital de Camboya
y la ciudad que menos nos ha gustado de todo el viaje. Está llena de
contrastes, edificios nuevos y portales impecables al lado de
chabolas y montones de basura. Ruidosa, desordenada e hiperactiva.
No fue fácil comprender
la imagen que se me viene a la mente. Volvíamos del S-21 (antigua
prisión) caminando hasta nuestro hotel y en frente del novísimo
edificio de la Facultad de Medicina de Phnom Penh una niña de unos
cuatro años estaba sentada sin ropa en un charco de suciedad junto a
un montón de basura.
Así es Phnom Penh, barrios limpísimos y callejuelas impenetrables, jardines y templos entre calles invadidas de vehículos. Si a todo lo visible, se le añade la fama, bien evidente, del turismo sexual infantil (mira el punto 3 del cartel de la habitación) y la inseguridad de sus calles, podemos afirmar que es la ciudad del viaje que menos nos ha gustado hasta la fecha. Así que estuvimos aquí solamente tres días, lo suficiente para visitar algunos lugares y seguir atravesando el país hacia Tailandia.
La historia reciente de
Camboya desgraciadamente está marcada por el Khmer Rojo. Antes de la llegada de este régimen el país sufría
continuos enfrentamientos entre los comunistas camboyanos con
vietnamitas y Estados Unidos.
Para la Comunidad
Internacional el Khmer Rojo llevaba a cabo una ideología comunista
basada en la agricultura. De hecho, hasta 1991 el lugar de Camboya en
la Asamblea General de la ONU fue ocupado por el Khmer Rojo. Es más,
Pol Pot y la mayoría de líderes del Régimen murieron sin ser
juzgados.
La realidad fue bien
distinta: más de dos millones de personas fueron asesinadas por el
Régimen en los cuatro años que duró el Régimen (1975-1979). Su
ideología de relanzar el país convirtiendo su economía en la
agricultura fue adoptada hasta tal extremo que se cometieron
atrocidades como prohibir la educación, matar a todos los
intelectuales, extranjeros y personas que no se dedicasen al cultivo
del arroz. Todo aquel que no cumpliera con su deber de cultivar la
tierra era acusado de espía y torturado hasta que nombraba a todo su
entorno. Posteriormente asesinaban a todos sus familiares. De ese
modo se aseguraban que no quedaba nadie con vida para tomar
represalias contra el Khmer Rojo.
Finalmente en 1979 el
Ejército de Vietnam tomó el país, liberando al pueblo.
El resumen anterior no es
suficiente para hacerse una idea de la barbarie que sufrió el país.
Por ello, antes de visitar leímos mucha más información.
No es agradable, ni
recomendable para sensibles, pero se hace imprescindible para ver la
realidad de la historia visitar el S-21 (Tuol Sleng), o bien, el S-24
(Choung Ek).
El S-21 o Tuol Sleng,
fue uno de los centros de interrogatorio y aniquilación del Régimen.
Como la educación fue prohibida reutilizaron la escuela Tuol Svay
Prey adaptando las clases en celdas comunes e individuales
(dividiéndolas con tabiques). Dentro del centro las normas eran muy
estrictas para los presos y para los guardias. Los métodos de
interrogación eran inhumanos y tenían por fin conocer a los más
allegados del preso que después matarían. Había alambradas en las
fachadas para evitar que los presos se suicidaran antes de ser
interrogados.
Hay habitaciones con la
cama, el suelo con manchas (de sangre), el cojín o una esterilla y
una foto en blanco y negro de un cadáver en ese lugar. Corresponden
a las fotos que tiraron los soldados vietnamitas a los últimos
asesinados cuando llegaron al S-21.
Al quedarse sin sitio
para enterramientos en los alrededores del S-21, derivaron más
presos, tras su interrogatorio, al S-24. Entrada S-21: 2$. De 8 a
17:30.
El S-24 o Killing Fields se encuentra en las afueras y preferimos no verlo, ya
habíamos tenido suficiente con el S-21.
Ajustándonos a su
reducido horario, en una tarde muy calurosa visitamos el Palacio
Real. Está protegido por murallas, contiene varios edificios
para ceremonias rodeados de jardines y la Pagoda de Plata,
cuyo suelo es íntegramente de este material . No nos gustó
especialmente debido a que gran parte del recinto está cerrado, pues
es la actual residencia del Rey, y a que había demasiados
visitantes. Exigen llevar
pantalón largo, zapatos cerrados y los hombros cubiertos (no sirve
cubrirse con un pañuelo). Entrada: 6,5$. Horario: 7:30 a 11
y 14:30 a 17.
No es muy conocido por
los turistas y nos gustó mucho subir hasta la última planta del
Centro Comercial Lucky Sorya para ver una panorámica perfecta de
Phnom Penh. El ascensor no sube hasta ese nivel, pero por las
escaleras mecánicas sí que se puede llegar. La foto panorámica inicial está tomada aquí.
¿Cómo llegamos a
Phnom Penh?
Contratamos
un tour por el Mekong de dos
días desde Saigón que
terminaba en Phnom Penh, cruzando las fronteras Ving Xuong (Vietnam) - Khaorm Samnor (Camboya).
Alojamiento
Nos
llevó un tuctuc hasta el Golden Home Guesthouse. Está en la calle
172. Nos quedamos en una habitación doble pequeña, con ventilador
(hacía mucho calor esos días), baño privado, agua fría. Está
bien ubicado, cerca del Palacio Real. 7$ por noche.
Este
hotel tiene un restaurante – bar en la planta baja. Como estábamos
en la última planta no escuchábamos el ruido. El personal no es
especialmente agradable. El restaurante estaba bien, aunque algo
caro.
Comidas
No
nos gustó mucho la comida de esta ciudad. A diferencia de otras
ciudades, aquí no nos llamó la atención ningún puesto de comida
local, ni siquiera en el mercado nocturno, así que pagamos más de
lo habitual por las comidas.
Comimos
en el hawker (food-center) del Centro Comercial Lucky Sorya y
comprando fruta en el enorme Mercado Central. Cenas en el restaurante
del guesthouse. Desayunamos en un sitio local cerca de nuestro
guesthouse.
RESUMEN DE GASTOS
(media diaria por persona)
Alojamiento:
3,50$ (2,59€)
Comida
y bebida: 12,10$ (8,96€)
TOTAL:
15,60$ (11,55€)
DATOS ÚTILES
- En Camboya la referencia y el billete de uso general es el dólar. Los cajeros (ATM) dan dólares y aunque hay rieles en circulación solo se usan para precios fraccionados del dólar. Así por ejemplo, para pagar una comida de 5,25$, entregamos 5 dólares y 1000 rieles. Un poco confuso al principio.
- Para el nivel de vida que tiene la población local, los precios son muy caros.
- Los conductores de tuctus en Asia son cansinos. En Phnom Penh no existe calificativo educado para denominarlos. El del tuctuc nos llevó al hotel desde la agencia asegurando que era gratis (igual que habíamos hecho en Vietnam). Como nos quedamos en ese hotel, le dieron su comisión y aún así, no dejó de pedirnos 5$ en los tres días que estuvimos en la ciudad. Aparecía por todas partes.
- Para salir de la ciudad puede interesar pagar muy poco más y comprar el ticket en el hotel, así te recogen en la puerta y no hay que atravesar calles saturadas de tráfico hasta la estación.
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